viernes, 24 de diciembre de 2010

ONU, UNICEF, ETC...


Las denuncias por abusos sexuales contra las fuerzas de paz de las Naciones Unidas se extienden por el mundo y a través de los años. Los soldados denunciados y encontrados culpables son simplemente repatriados a sus países donde no se les hace ningún tipo de juicio. Están plenamente probadas las denuncias por violaciones en masa hechas por Cascos Azules en República del Congo, Burundí, Sudán, Kosovo, Liberia, Costa de Marfil y (adivinen)… Haití.
En 1993 Cascos Azules belgas e italianos fueron acusados en Somalia por actos de tortura, sadismo y violación. En ocasión de la operación “Restablecer la Esperanza”, ordenada por las Naciones Unidas, el sargento belga Dirk Nassel del Tercer Regimiento de Paracaidistas, fue acusado de golpear y humillar a un menor somalí. El sargento admitió los cargos y como descargo dijo que los menores iban continuamente a la base a mendigar comida. Obligó al niño de religión musulmana a comer carne de cerdo, además, amarró a la víctima a un tanque de guerra y ordenó al conductor que lo pusiese en movimiento. Otros dos soldados fueron absueltos, pese a las fotos incriminatorias, por la acusación de suspender sobre una hoguera a un somalí. Los jueces entendieron que lo habían hecho solo por entretenimiento. También fueron absueltos los soldados belgas participantes de una violación a una mujer somalí en ocasión del cumpleaños de uno de ellos y a los responsables de la muerte de un niño que fue sorprendido tratando de robar comida en la base Kisamayo. Al chico lo encerraron durante dos días en un contenedor metálico bajo el sol

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