viernes, 17 de diciembre de 2010

Batalla de la Colina de la Hamburguesa


El 11 de mayo de 1969 el 3er batallón de la 101ª División Aerotransportada informó de la presencia de tropas enemigas en lo que entonces se denominaba simplemente colina 937, y el alto mando ordenó que dicha posición fuera tomada a cualquier precio.

Los ataques se iniciaron los días 12, 13 y 14, con tres ataques sucesivos en los que las tropas estadounidenses sufrieron grandes pérdidas. Se solicitó apoyo aéreo y la Fuerza Aérea realizó un fuerte bombardeo con napalm y alto explosivo, pero los norvietnamitas se encontraban bien protegidos en refugios excavados un poco por debajo de la cima, de modo que resistieron la embestida. Con la incorporación de otros dos batallones estadounidenses y tropas survietnamitas se volvió a intentar la toma, pero nuevamente los norvietnamitas aguantaron el envite.

El día 19 se habían lanzado ya diez ataques. La defensa comenzaba a flaquear y la posición estaba perdida, pero un helicóptero artillado estadounidense equivocó las coordenadas y barrió casi por completo a la columna que trepaba entre los árboles y la maleza. La toma no se produjo.

El undécimo ataque, el día 20, culminó con la conquista de la colina. Sin embargo, unos días después se ordenó abandonar la posición y los estadounidenses se marcharon llevando los cuerpos de sus compañeros que pudieron encontrar.

Además de la dureza del combate y de la resistencia de las tropas norvietnamitas que defendían la posición, hubo que tener en cuenta la lluvia, los insectos y las altas temperaturas. Sin embargo, nada de esto indujo al oficial al mando, el teniente coronel Weldon Honeycutt, a dudar de su obligación de tomar la posición. Cuando la batalla terminó, sus hombres ofrecieron 10.000 dólares por su cabeza.[1]

El número de víctimas estadounidenses fue de 86 (si bien sólo se pudieron recuperar 60 cadáveres) y 480 heridos. Fue este elevado número de bajas el que hizo que los soldados denominaran a la colina como Colina de la Hamburguesa, un chiste macabro en el que identificaban los cuerpos de sus compañeros muertos y heridos como picadillo para hamburguesa.

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