viernes, 10 de diciembre de 2010


1421 El año que China descubrió al mundo, es el título de un libro que fue muy promocionado en Londres y que hoy vuelve a causar debate a raíz de la revelación de un antiguo mapa chino que supuestamente estaría basado en un mapamundi de 1418 [en la foto], en el que siete décadas antes de Colón se muestran los contornos de las dos Américas, Australia y la Antártica, continentes que serían circunnavegados por los europeos uno o más siglos después.

El autor de 1421, Gavin Menzies, es un ex-comandante de submarinos británicos quien ha recorrido cientos de museos y puertos. El concluye que fueron los buques chinos quienes mostraron a los europeos el camino para llegar a los nuevos continentes. De probarse su tesis se debería radicalmente reescribir la historia.

Los historiadores reconocen que en 1421-23 una flota de más de un centenar de barcos partió de China hacia el Océano Indico, pero que inmediatamente después de ésta, la mayor travesía marítima hecha hasta entonces, Beijing decidió abandonar su tan costosa empresa navegante para auto-aislarse. Menzies afirma que dichas embarcaciones no sólo llegaron a la costa oriental africana [tal como es reconocido en medios académicos], sino que incluso llegaron a circunnavegar todos los continentes.

Para Menzies el 5 de marzo de 1421 zarparon de China buques tan grandes como solo en el siglo XIX se empezaran a construir. Estos llevaban 28,000 hombres. Entonces China era la potencia más poblada, avanzada y poderosa del globo. Sus barcos eran varias veces más largos y anchos que las 3 carabelas que tendría Colón en 1492. Sus técnicas de navegación y astronomía eran las más avanzadas de su época.

Para Menzies los chinos llegaron a la punta sur africana 66 años antes que los portugueses, descubrieron América 71 años antes que Colón, dieron la vuelta completa al planeta 100 años antes que Magallanes, llegaron a Australia y Nueva Zelandia tres siglos y medio antes que Cook, y bordearon los dos polos con por lo menos cuatro siglos de anticipación a los europeos.

Su planteo es que en 1421 decenas de barcos chinos llegaron a las islas de Cabo Verde entre áfrica y Sudamérica, y de allí se dividieron en 3 expediciones las mismas que se volvieron a reencontrar en China después de recorrer nuevas tierras. La expedición del almirante Zhou Wen llegó a las Antillas y de allí bordeó toda la costa atlántica norteamericana hasta dar la vuelta por el océano Artico por el norte de Groenlandia, de Islandia y de Asia.

Los almirantes Zhou Man y Hong Bao recorrieron Sudamérica desde las Guyanas hasta las islas Malvinas. De allí Zhou Man dió la vuelta al estrecho que Magallanes 'descubriría' un siglo después, para recorrer la corriente de Humboldt en la costa pacífica sudamericana hasta el norte de Perú y de allí llegó a Nueva Zelandia y Australia para luego retornar a América, para recorrerla desde California hasta Ecuador y de allí pasar por Filipinas en el retorno a China.

Mientras tanto, Hong Bao, llegó hasta la Antártica, para luego bordear los mares australes llegando a las islas Kerguelen [cerca al Polo Sur pero en el mismo paralelo que la India] y de allí subir al norte vía Australia.

Menzies presenta algunas crónicas de viajeros chinos que muestran haber recorrido Asia o Africa, pero en ninguna de éstas aparecen las Américas o los polos. Sostiene que la mayor parte de ellos fueron destruidos por orden del emperador. Las rutas que él sugiere se basan en corrientes marítimas y en una particular lectura de cartografías hechas después de 1421.

Menzies muestra mapas antiguos donde se trazan los contornos de regiones que formalmente serían descubiertas décadas o siglos después. En el mapa chino de Kangido de 1402 se muestra deformadamente el conjunto de Africa, en el de Pizzigano de 1424 aparecería Puerto Rico, en el de Frau Mauro de 1459 hay un mejor delineamiento del continente negro, en el de Cantino de 1502 figura la costa occidental sudamericana, en el planisferio de Walseemuller de 1507 se ve las 3 Américas, Siberia y África, en el de Piri Reis de 1513 se demarca la costa atlántica desde Norteamericana hasta la Patagonia y la Antártica, en el mapa mundi de Jean Rotz de 1542 se delinea todo Sud y Centro América, la costa atlántica norteamericana, África y el norte de Australia.

Menzies muestra extractos de diarios de los descubridores europeos donde éstos reconocen que están usando mapas hechos por previos viajeros. Para él los únicos que tenían la tecnología capaz de haber precedido a los occidentales fueron los chinos.

El sostiene que los trozos de buques pre-europeos encontrados desde Australia hasta California corresponden a los orientales. Hay algunos vocablos similares entre el Pacífico oriental con el occidental. Muestra similitudes en artesanías Ming con mesoamericanas. Recolecta memorias orales de pueblos pre-colombinos que hablan de visitantes que pudieron, aunque no necesariamente, haber sino los chinos. Afirma que en Perú o California se encontraron en el siglo XIX pueblos de idioma, rasgos físicos o costumbres chinos que él dice no fueron culíes traídos por los europeos sino resabios de las colonias sembradas por Zhou Man. Conjetura que algunas piedras o construcciones en las Américas tienen origen oriental.

Hace 6 siglos los chinos tenían imprentas y acostumbraban a dejar numerosos rastros escritos. Sin embargo, Menzies no muestra ningún vestigio de cualquier carácter alfabético chino en las Américas así como en las numerosas islas, desde las Malvinas hasta las de Pascuas, que él asegura que los chinos tomaron.

Tampoco hay alguna recopilación en escritos o historias gráficas amerindias acerca de una presencia china que, según Menzies, se dio en casi toda la costa panamericana. Llama la atención que tampoco hay alguna crónica europea o mahona que hable de semejante viaje o que todas las rutas que menciona el autor a las únicas regiones que los chinos eludieron haber llegado es, precisamente, la de la Cristiandad y el Islam, quienes entonces eran las civilizaciones rivales con quien pudiesen haber ofrecido excelentes medios de intercambio comercial o cultural.

Menzies afirma que crónicas chinas de los 1420s hablan de los Sikhs de la India o de los perezosos gigantes americanos. Sin embargo, Guru Nanak, el fundador del culto sikh nacería 78 años después de 1421 y los descomunales perezosos americanos se extinguieron hace más de 8,000 años. Si las propias civilizaciones amerindias no muestran a estos últimos en sus ceramios menos pudieron haber llegado estas extinguidas bestias de 3 metros de largo al zoológico de Beijing, tal como plantea el autor.

Menzies afirma que una de sus pruebas son 'bronces y vajillas con inscripciones chinas en Nazca [Chile]'. Mas, no muestra ninguna de éstas y la cultura Nazca queda en el centro peruano.

Para Menzies el hecho que antes que Colón hubiese habido arroz y gallinas asiáticas en las Américas, maíz americano en Asia y papa o camote en la Polinesia o Filipinas solo pudo deberse a navegantes que rodeasen el Pacífico. El excluye a los polinesios u otros pueblos del pacífico como posibles portadores de éstos. Mientras él afirma que solo los chinos pudieron haber transportado esos alimentos, y que su gran mérito consiste en haber difundido plantas diversas entre las Américas y Asia, él no explica como la soya china [que él describe como uno de los alimentos esenciales de los viajeros] no se extendieron a América.

Dicho libro tiene mayor aceptación en los carteles dentro del metro londinense que en los medios académicos. El tratar de combinar datos sin claros fundamentos ha sido la escuela de otros grandes revisores de la historia, algunos de los cuales hablan de que nuestras civilizaciones fueron precedidas por extraterrestres o por una cultura desaparecida hace más de diez mil años.

Pese a que muchas de sus afirmaciones no cuentan con evidencia científica, el ex-oficial británico tiene el mérito de lanzar una tesis provocativa que podría tener cierto asidero real. El incluso sugiere que 6 décadas antes que Colón los portugueses no solo llegaron a las Azores y Madeira sino también a Puerto Rico.

No se puede saber quien proporcionó a los cartógrafos mencionados información tan minuciosa de regiones que los occidentales aún no habían explorado. Es factible que Colón, Magallanes o Cook no hubiesen sido los verdaderos descubridores de las tierras a las que arribaron o que los asiáticos hubiesen llegado a Australia, o tal vez a las Américas o los polos, antes que los europeos. Sin embargo, para revisar radicalmente a la historia, tal como pretende Menzies, se necesitan de más y más serias evidencias.

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