martes, 21 de diciembre de 2010

38 gratis, seis pagando


El Airbus 320 de Vueling que ayer cubrió la nueva ruta entre Lleida y Barcelona tenía capacidad para 180 pasajeros. Solo 44 ocuparon sus asientos. Y de ellos, casi todos eran invitados del sector turístico leridano. Solo seis ocupantes pagaron billete y dos de ellos eran periodistas. Esta fue la escasa demanda de un vuelo de apenas 25 minutos con el que la aerolínea catalana espera rentabilizar su presencia en Alguaire, tras el fracaso de la ruta a París.

El domingo pasado, la aerolínea canceló el primer vuelo a Barcelona tras argumentar un error de mercadotecnia. Solo dos personas habían adquirido el billete, que costaba unos 19 euros, y la empresa los envío a Barcelona vía AVE (que vale 33 euros). Vueling anunció ayer que hasta enero, el trayecto entre Alguaire y Barcelona costará nueve euros, para animar las ventas. Un taxi de Lleida a Alguaire vale unos 24.

El recorrido de ayer buscaba presentar en sociedad la frecuencia a los miembros del sector turístico leridano y seducirlos con sus bondades. "Bienvenidos al vuelo Lleida-Barcelona-Europa", lo presentó la compañía a través de la megafonía; un vuelo promocional que no estaba ni a medio gas. Vueling achacó la baja asistencia a que varios de los invitados participaban en el salón de bodas de la Fira de Lleida. "Volveremos a hacer una jornada similar", añadió el representante de la compañía.

La Generalitat gestiona directamente el aeropuerto de Alguaire y subvenciona a las aerolíneas que lo utilizan. En concreto, paga el importe de los billetes restantes para completar la mitad de la capacidad de los vuelos.

En el de ayer, los invitados de las agencias de viajes se dedicaron en su mayoría a sacarse fotos y a mirar por las ventanas del avión tratando de identificar los accidentes de la geografía catalana. "Esta ruta, como concepto, está bien, pero es la sustitución de un destino directo [por París]", se quejó Montse Sanjuan, de la agencia Dominium Viatges y que formaba parte de la comitiva. "Evidentemente, no será un vuelo para ir a Barcelona, la ventaja está en la posibilidad de enlazar y la espera se justifica si son viajes interoceánicos", explicó Juan Miguel Vicente, otro pasajero.

Un ejemplo de estos largos tiempos de espera es Beatriz Rumanal, una de los cuatro pasajeros reales. Esta leridana era usuaria de la ruta a París. "El vuelo solía ir medio lleno, iban muchas familias a Eurodisney", recordó Rumanal. Después de llegar a El Prat tuvo que esperar casi dos horas para enlazar con París. "Y me han cobrado la maleta dos veces", se quejó. Todo este trayecto, dijo, le costó 120 euros en último minuto. La ruta directa a la capital francesa le costaba 65 euros con dos semanas de anticipación.

Otros tres pasajeros eran parte de la familia Feliu. El abuelo Ramon tuvo un cumpleaños que nunca olvidará. A sus 84 años, este vecino de Lleida nunca se había montado en un avión. Por eso, de regalo, su familia le compró un billete. Lo acompañaron en el viaje su hijo Jaume y su yerno. Para tan importante cita el abuelo se puso americana y corbata y no dudó en exhibir con alegría su tarjeta de embarque.

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