martes, 3 de mayo de 2011

Moshe Landau

Moshe Landau, el juez que dirigió el tribunal encargado de juzgar en 1961 al nazi Adolf Eichmann, ideólogo de la Solución Final, falleció el pasado domingo a los 99 años de un ataque al corazón en Jerusalén. Quinto juez en ser nombrado presidente del Tribunal Supremo de Israel, Landau murió precisamente en la víspera del día en que se conmemora la muerte de los seis millones de judíos que fueron asesinados durante el Holocausto. Una fecha significativa, puesto que el magistrado fue la persona elegida para juzgar al entonces fugado Adolf Eichmann, que posteriormente fue capturado en Argentina (1960) y declarado culpable en Israel por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. Eichmann fue ahorcado días después, convirtiéndose en la única persona en Israel ejecutada en un juicio civil.

La celebración de este juicio atrajo la atención pública internacional y dio a conocer a los testimonios del Holocausto, hasta entonces en el anonimato. En Israel se tendía a menospreciar la situación de los judíos que habían sobrevivido a la catástrofe y la condena de Eichmann significó para ellos un antes y un después.

Nacido en Danzig, Alemania, Landau estudió Derecho en la Universidad de Londres, tras lo que se trasladó a vivir a Palestina - corría entonces 1933-,cuando Israel no se había declarado todavía independiente. Se convirtió en juez a la edad de 26 años y no fue hasta 1953 que ingresó en el Tribunal Supremo de Israel, ocupación profesional que años más tarde le valdría el puesto de presidente de esta misma institución.

Su trayectoria profesional fue reconocida al final de su carrera, en 1991, con el Premio de Israel, el más honorable de este país, por su contribución en el campo de las leyes. A lo largo de su vida, había participado en otras decisiones de relevancia: se sentó en el tribunal que juzgó a los soldados acusados de asesinar a civiles árabes de Kfar Qasim, en la masacre acaecida en 1956, un juicio que determinó los límites en la responsabilidad de los soldados a la hora de desobedecer órdenes. Además, adoptó posturas innovadoras tanto respecto a la censura o la anulación de partidos políticos com en lo que concierne al uso de la fuerza física durante los interrogatorios.

Contrario al activismo judicial, alertó en una entrevista concedida en el 2000 sobre el gobierno de la élite de intelectuales y manifestó que "la mayor parte de los jueces en el Tribunal Supremo creen pertenecer a esta élite de sabios".

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