viernes, 26 de noviembre de 2010


Iñaki Bidegain, el médico guipuzcoano que la noche en la que asesinaron a Miguel Grima, alcalde de Fago, vio al autor o a uno de los supuestos autores del crimen, afirma que quienes han manifestado que es el inductor o instigador del delito cometido «sólo buscan la creación de un estado de opinión que conduzca a mi linchamiento». Bidegain, en la única entrevista que ha concedido, explica que si la noche de autos hubiese visto a Santiago Mainar en el escenario del suceso lo hubiese dicho. Sostiene con rotundidad que jamás ha ocultado dato alguno relacionado con los hechos.

- Ayer se hizo pública la sentencia que condena a Santiago Mainar por el asesinato de Miguel Grima. ¿Qué valoración hace?
- Se trata de una decisión judicial sobre la que no voy a pronunciarme.

- ¿Cómo se encuentra después de dos semanas de juicio en las que han llegado a decir que es usted el «ideólogo» de la muerte de Miguel Grima?
- Si usted dice que han llegado a decir eso, así será. Por supuesto es una mentira superlativa. De hecho, si eso fuera verdad, yo no hubiera declarado como testigo, sino como imputado. A partir de ahí, déjeme decir que esa frase sólo busca la creación de un estado de opinión que conduzca a mi linchamiento en los medios de comunicación, lo que implica tratar de provocar tensión mediante esa agresión, implica tratar de quitar valor a mi persona y a mi testimonio, implica tratar de conseguir que yo me derrumbe humanamente. En ocasiones, una agresión de este tipo, secundada por los medios, obtiene como resultado que las personas que la padecen presenten después lo que se llama 'síndrome de estrés postraumático'. Eso es lo que ha ocurrido con el hombre acusado recientemente de violar y matar a la hija de su compañera, un error médico, un interrogatorio duro y el linchamiento mediático han destrozado, quizás para siempre, a una persona normal. Estos días me pregunto muchas veces ¿qué hubiera pasado si la niña no hubiese muerto y la autopsia no hubiera sido concluyente? Seguramente seguiría produciéndose el linchamiento mediático, seguramente nadie creería a este hombre, seguramente no sabríamos nada de lo duro que había sido el interrogatorio, ¿conoceríamos el error médico? El circo mediático continuaría, la niña, que no habría muerto, tendría como secuela una grave lesión cerebral, a casi nadie se le pasaría por la cabeza que su padre, el compañero de su madre, pudiera ser inocente.

- Usted ha mantenido que nada tiene ver con los hechos y que siempre ha ofrecido la misma versión. Algunos, no obstante, aseguran que no ha contado todo lo que sabe.
- De nuevo miente quien dice eso. Yo he mantenido siempre una única versión, la de mi testimonio inicial, que se ha repetido varias veces en interrogatorios prolongados con el desgaste personal que estas situaciones provocan. Quiero señalar que he colaborado, con interés y entusiasmo, en la aclaración de los hechos, con mi verdad, la que yo he vivido.

- ¿Podemos hacer un repaso de lo que sucedió la noche de los hechos? Usted viajaba con su mujer. ¿De dónde venían, a dónde iban?
- Veníamos de San Sebastián. Como todos los viernes habíamos ido a recoger a los dos niños de 13 y 11 años que vivían en un piso de la Diputación. Nosotros éramos sus padres de acogida para los fines de semana. El niño tenía un partido de fútbol importante al día siguiente y se quedó, sólo la niña de 11 años vino con nosotros. Salimos tarde porque habían tenido visita con su padre y todo se había retrasado. En el trayecto, la niña se durmió como siempre. Cuando dejamos la carretera general y nos metimos hacia Villarreal, la despertamos. Le gustaba ver a los animales de noche, jabalís, corzos, zorros. Después de pasar Majones, la niña estaba despierta ya. En el coche sonaba una canción 'Quisiera ser un pez.' A la niña le gustaba mucho.

- ¿Puede recordar lo que vio cuando llegó a l lugar del suceso?
- De repente veo un coche, me parece que es de la Guardia Civil, tiene una luz azulada dentro, más cerca veo que es un Mercedes, matrícula Z. Digo: 'Es el coche de Miguel y paro más adelante por si necesita ayuda. La niña dice entonces 'ya viene'. Yo bajo la ventanilla, llevo el cinturón de seguridad puesto, espero a que la persona que viene se acerque.

- ¿Usted reconoció el coche del alcalde?
-Sí, reconocí el coche del alcalde y por eso me paré, por si necesitaba ayuda.

-¿Vio a Grima?
- La persona que se acercó a mi vehículo no fue Miguel Grima

- ¿Usted preguntó a su interlocutor qué era lo que había sucedido?
- Sí, y él me contestó 'no pasa nada, siga el camino'.

- Declaró en el juicio que la persona con la que habló en el lugar del suceso no era Mainar, ni ninguno de Fago que usted conociera. ¿Cómo era esa persona?
- Yo dije lo siguiente: 'Yo no sé quién es, pero sí puedo decir que no es ninguna de las personas que yo conozco en Fago y Ansó'. Mi percepción de la persona que vi fue la siguiente: me pareció alta, 1,80 ó más. Los rasgos de su cara eran alargados y redondeados, su tez era morena.
Una segunda persona

- ¿Además del hombre con el que usted habló, vio a otras personas? - Elena (su mujer) y yo no vimos a nadie más, pero al marcharnos la niña dijo que había otra persona.

-¿En aquel momento, algo de lo que vio le pareció extraño?
- No. Después de pasar junto al coche, en el momento de parar, Elena dijo: 'No sé si el cristal de la ventana estaba roto'. Yo le dije: 'Será que han bajado la ventanilla'.

-¿Qué hizo posteriormente?
- Nos fuimos al pueblo, cenamos, di un paseo, como hago habitualmente, y nos fuimos a dormir.

- ¿Cuándo supo que Miguel Grima había desaparecido?
- Lo supe a eso de las diez de la mañana del día siguiente, doce horas después de que nos cruzáramos con su coche.

- En el momento en el que le comunicaron su desaparición ¿qué pensó?
- Sinceramente, pensé que se había ido del pueblo. El domingo anterior, al marcharnos, al echar la basura, lo vi junto a los contenedores. Estaba con el alcalde actual, le saludé y él respondió al saludo. Al volver a casa le dije a Elena: 'He visto a Miguel con una cara de malestar intenso, de sufrimiento psíquico'.

- ¿A qué atribuye ese 'sufrimiento psíquico'?
- No supe a qué atribuirlo. Simplemente tuve esa impresión al observar su cara.

- ¿Cuándo supo que Grima había sido asesinado?
- Exactamente alrededor de las cinco de la tarde del día en que se declaró su desaparición. En cuanto lo supe, hice que localizaran a la Guardia Civil y, en cuanto pudieron, vinieron y tuvimos una primera reunión, una declaración en mi casa. En ese momento agradecieron mucho nuestra colaboración. No pasaron veinte horas desde que vimos el coche en la carretera hasta que dijimos que se llamara a la Guardia Civil.

- ¿No es cierto, por tanto, que, como se ha asegurado, transcurrieran 48 horas hasta que usted advirtiese a la Guardia Civil del incidente de la víspera?
- No. Estamos ante otra mentira superlativa lanzada y repetida con el único objetivo de desprestigiarme, desprestigiarnos como testigos. Se trata de otro ejemplo de calumnia utilizada con el objeto de agredir y manejada por los medios de comunicación sin ningún contraste, sin ningún rigor, sin contar para nada con las personas que van a padecer los resultados de esa agresión propagada, repetida, ese linchamiento.

- ¿Qué sensación le causó la noticia de la muerte de Grima?
- Me provocó un malestar profundo, yo estaba convencido de que se había ido para iniciar su vida en otro lugar.

- ¿Qué hizo?
- Al día siguiente, a media mañana, Elena y yo nos acercamos a casa de Miguel a dar el pésame. Yo llamé a la puerta, no me abrieron. Fuera estaba un hermano de su mujer con el actual alcalde. Dimos el pésame al hermano y le dijimos que lo transmitiera a la familia.

- En sus declaraciones tanto ante la Guardia Civil, ante la juez, como en la Audiencia ha asegurado que el autor no era Mainar. ¿Siempre ha mantenido la misma versión?
- Yo siempre he manifestado que la persona que vino a mi coche, la persona cuyos rasgos vi, en mi percepción, no era Mainar.

- En la reconstrucción de los hechos, en presencia de la juez, usted pudo demostrar que por la posición en la que se encontraba dentro de su coche pudo distinguir los rasgos físicos de la persona que se comunicó con usted.

- Sí, esto es verdad. Quien se acercó al coche en la reconstrucción, era una persona con rasgos duros, nariz aguileña, se parecía mucho a Mainar, pero no era Mainar. Además, para mí era menos alta que la que yo vi en el momento en que viví los hechos reales y así lo hice constar. Me dijeron que medía 1,80 y que tenía la misma altura que Mainar. Después he sabido que Mainar mide 1,71.

- ¿Por qué hay tantos recelos y tantas dudas sobre lo que usted declaró?
- No lo sé. Después del juicio, he querido comprobar algunas cosas. Tengo amigos montañeros y a uno de ellos le pedí la semana pasada que cogiera una linterna frontal. El mide 1,80. Hicimos una reconstrucción, lo reconocí sin dificultad. Al día siguiente, Gorka Landaburu, periodista muy reconocido por su categoría profesional y por más cosas, se prestó a hacer la misma reconstrucción. Él también reconoció a mi amigo el montañero. En cuanto la luz de la frontal choca con el borde superior de la puerta de mi coche, la persona del interior no se deslumbra y ve.

- ¿Si aquella noche hubiera visto a Mainar lo hubiese dicho?
- Por supuesto. Ver a Mainar en el coche del alcalde ese día en aquel lugar hubiese sido para mí un hecho sorprendente.

- ¿Le han presionado para que dijera que la persona con la que usted habló era Mainar?
- Yo sólo le voy a contar lo que pasó, usted puede sacar la conclusión. Cuando íbamos desde Zarautz camino de Majones, donde nos habían citado para hacer la reconstrucción a las seis y media de la tarde, recibimos una llamada que nos dijo si podíamos acercarnos a la 'Trovada', un bar-restaurante cercano a la carretera a la altura de Berdún. Nos encontramos allí con mucha gente, muchos policías, la jueza. Estaban también el capitán Villalón, su compañero y la chica que había hecho el interrogatorio a la niña que viajaba con nosotros. Se fueron todos y nos quedamos con estas tres últimas personas que nos invitaron a tomar café o té. Después de una conversación informal, el capitán Villalón tomó la palabra: 'Bueno Iñaki, ahora que todo está aclarado, ahora que el presunto asesino está en la cárcel, ahora que ya no tienes por qué tener miedo de nada, ahora que todo está controlado, me puedes decir que la persona que tú viste aquella noche era Santiago Mainar. Yo contesté: 'Pues no, la persona que yo vi aquella noche tenía tales características, en mi percepción no era Santiago Mainar'. Volvimos a iniciar una conversación informal y, al poco tiempo, el capitán, de una forma parecida, me planteó la misma pregunta. Mi contestación fue la misma. La situación se repitió alguna vez más. Por último, tomé la palabra y le dije al capitán Villalón: 'Puede plantearme la misma pregunta de manera distinta, puede poner el planteamiento patas arriba, patas abajo, puede hacerme la pregunta cuarenta veces, le voy a contestar siempre lo mismo'. Se terminaron las preguntas.

- ¿Le consta que hayan hecho o pretendido hacer lo mismo con otros vecinos de Fago?
- Me consta que en Fago, en el Ayuntamiento, tres personas interrogaron insistentemente a Mónica -propietaria del bar de Fago- durante dos o tres horas pidiéndole que dijera que yo había dicho que la persona que vino a mi coche era Santiago Mainar. Ese interrogatorio intenso culminó para Mónica en una crisis de ansiedad. Al día siguiente presentó una denuncia en el Juzgado de Jaca.

- ¿Mainar era amigo suyo?
- No, Mainar era una persona muy trabajadora que pasaba todos los días, a las mismas horas, con su todoterreno por delante de mi casa y que nunca se paraba. Yo sólo he tenido una conversación un poco larga con él en tres ocasiones, todas el invierno del año anterior, cuando a más de diez grados bajo cero, acudía con la niña a ver a los cabritos recién nacidos, a ella le hacía mucha ilusión darles el biberón que Santiago les preparaba.

- ¿Y Grima?
- Sí, Miguel fue amigo mío. Yo le conocía muy bien. Le he respetado siempre, aún cuando no he estado de acuerdo con algunas de las decisiones que tomó cuando era alcalde.

Protección
- Después del crimen usted pidió protección. ¿Que temía?
- Sí. Pedí protección. Yo no sabía quién era la persona que se acercó a mi coche, no sabía quién había matado a Miguel, no podía saber en ningún caso si la persona o personas que habían matado a Miguel querían deshacerse de mí, de nosotros, como testigos.

- El último día del juicio, el fiscal manifestó que usted tenía un perdigón en el ala. ¿Qué cree que quiso decir?
- Lo que sé es que utilizó una metáfora. Siempre he pensado que en los juicios se habla de hechos. Las metáforas están muy bien en la literatura y pueden significar muchas cosas. Supongo que esta metáfora, las mentes sanas la interpretarán de manera sana y las mentes retorcidas, de manera retorcida.

- Se ha criticado también la asociación cultural 'El Cárabo' que usted presidía.
- Sí, se ha criticado a la asociación 'El Cárabo' con infamias y es verdad que yo la presidía y me siento muy orgulloso de haberla presidido y de presidirla todavía. La asociación, en unos años, ha conseguido abrir los caminos que conducen a muchas cuevas en Fago, ha hecho excursiones a las que, en ocasiones en verano, se han sumado una cincuentena de personas. Ha limpiado y señalizado los caminos, ha elaborado las curvas de nivel que conducen a las cuevas. La asociación pidió permiso al alcalde para realizar sus actividades, solicitó local para desarrollar sus conferencias. Siempre recibió una respuesta negativa. La asociación ha escrito un relato de cada excursión y ha introducido una leyenda, un cuento en cada relato, incluyendo muchas veces a los niños que han participado. El conjunto de todos estos materiales estaba preparado para ser publicado en el momento en que asesinaron a Miguel Grima y yo di la orden de que ese libro no se publicara hasta después de del juicio. Ahora, terminado el juicio, la asociación publicará en primavera este libro que tendrá como título 'Veinte cuevas en Fago y una en Ansó'. Espero que ustedes disfruten con el libro y que después vengan a Fago a disfrutar de su belleza.

1 comentario:

  1. POr que tu mujer y tu no coincidis en las horas del sabado por la mañana,¿ te parece normal irse al monte como si nada , si todo el mundo esta buscando a miguel y tu viste el coche el dia anterior por la noche ? eso es totalmente normal verdad? todo lo que tu dices y haces es totalmente normal...
    Eres un MENTIROSO

    ResponderEliminar